miércoles, 1 de octubre de 2014

Pensamiento abierto sobre la fe, la muerte y Dios.

Los creyentes suelen pensar que quienes somos ateos hemos tenido un gran evento de perdida en nuestras vidas que quebranto la fe y nos hizo cuestionar la existencia de Dios. La verdad es que puede que existan personas de ese talante, pero son las mas débiles en la cadena de los creyentes y su ateísmo no es otra cosa que una decepción amorosa mas, la peor, la que se sustenta en una razón inexistente.

Otros tantos creyentes piensan que quienes dudamos de la existencia de Dios, creen que nos afecta el alto nivel de tragedias y dolor mundial, y que constantemente nos preguntamos ¿por qué Dios permite tanta maldad? en realidad muchos de nosotros no nos preguntamos eso, sabemos que son acciones y reacciones naturales.

La duda en la existencia de Dios es tan básica como la observación natural de los eventos, SI, la misma teoría de los creyentes funciona inversamente. Y es que todo pasa de manera natural, la muerte de alguien cercano, lejano, de todo un pueblo, todo es una reacción básica a una secuencia de eventos que sólo los humanos consideramos afortunados o desafortunados, justos o injustos, entender estos conceptos como mecanismos básicos para digerir la realidad, nos ayuda a saber que tan sólo viven en nuestra percepción y no son ley natural alguna.

Romería frente a mancha en forma de Virgen - Cali
No existe por lo tanto una zebra maldiciendo el nombre de Dios porque su cría a caído en las fauces de un león cuando por segundos se hubiera podido salvar, tampoco esa misma zebra atribuyo la belleza de su pequeño retoño a un milagro. SI, tendrá sensaciones (de pronto sentimientos) de felicidad y tristeza por los hechos acontecidos, pero su inteligencia sobrepasa la nuestra, y 'entendiendo' que es parte del cauce natural de los sucesos continua su vida aprendiendo lecciones que no sólo la beneficiaran a ella sino a toda su especie por medio del 'aprendizaje' genético.

Para los humanos la tristeza de una perdida de un familiar es increíblemente dolorosa, exacerbadamente perturbante, y es que unido al instinto natural de conservación de la especie se manifiesta la pregunta del 'por qué', y de alguna manera logramos ignorar todas las evidencias ante nuestros ojos y decidimos entregar nuestras reflexiones a la fantasía, al destino, a tantas formas de sanación de nuestro dolor, estamos por consiguiente enfrentando el estado consciente de nuestra vulnerabilidad, de que en verdad hacemos parte de los ciclos, de los hechos, de la realidad y que no somos hijos de nadie super-poderoso que garantice nuestro existir más allá de lo que siempre ha sido ley.

Entiendo la fe como el ultimo recurso de nuestra mente a seguir un instinto natural de conservación. Es un hecho, nuestro cerebro lo sabe, vamos a morir, pero nuestro cerebro es como un soldado que cumplirá su misión sin preguntar nada, y su misión es mantenernos con vida y si eso significa creer que después de nuestra muerte física seguimos con vida, pues se auto-entregará esta misiva para poder seguir adelante, porque no podemos vivir vencidos ¿o si?

Entender los hechos hacen parte de un diagnostico y si tal cosa existe, podemos empezar a buscar la cura, la verdadera vida eterna. Enteremonos conscientemente de que nuestras especie busca sobrevivir y mantener su genética en el tiempo, lean bien 'nuestra especie' no Pedro, no Juan, no Usted, no yo. La vida eterna no esta en personas que no mueran, sino en una especie humana exitosa en su tarea de preservarse. Es entonces que podemos acceder a la vida eterna haciendo de cada una de nuestras acciones, un impacto positivo en nuestro ambiente en favor de la supervivencia de la humanidad.

Quienes dudamos de la existencia de Dios no estamos libres de tener sentimientos profundos de esperanza, de que en realidad sigamos viviendo después de que nuestro cuerpo colapse ante los hechos naturales, accidentales o simplemente 'los hechos'. Por supuesto que si un avión cae rezaremos, por supuesto que si alguien cercano muere rezaremos, por supuesto que si caemos en enfermedad terminal rezaremos, porque entendemos el concepto de fe completamente, el concepto de que la fe es creer en lo que no podemos comprobar, y si eso significa vida eterna para nosotros o nuestra familia, nuestro cerebro invadirá sus capacidades con una sobredosis de fe que le permita luchar sin sentirse ya vencido, o mejor aun saberse vencedor más allá de que perderá en la lucha.

Si, falta la conclusión, pero todos tenemos derecho a completar esta lectura a su buen entender.